
El sector aéreo representa 3% del PIB y 1.5 millones de empleos directos, sin embargo, éste debiera por lo menos ser de entre 6 y 7% y duplicar su capacidad de empleos, el gran, “pero” es la falta de una política aeronáutica que dé certeza de los movimientos que se realizarán en el corto, mediano y largo plazo a fin de que la inversión nacional y extranjera fluya.
De lo contrario, no sólo veremos tambalear a las pocas aerolíneas nacionales que operan, sino dar cabida al cabotaje sin oportunidad al gremio nacional, a una degradación continua de grade aéreo y un control mayor de las firmas extranjeras, en el mejor de los casos norteamericanas.
Es una realidad que la problemática y el cierre de las aerolíneas no es cosa de este gobierno, sino de décadas atrás, el gran “pero” es que los últimos “parches” dicen los que saben degrada aún más la situación aérea nacional.
La quiebra de Aeromar, bajo la tutela de Dieter Holtz, no sólo deja al descubierto la mala administración de las aerolíneas, también el alza de turbosinas, la falta de estructura y dirección aérea, el debilitamiento de las firmas nacionales que abren sus puertas hacia rutas inter regionales.
En las últimas décadas se han tenido el cierre de unas 20 aerolíneas, entre ellas Mexicana de Aviación, que comandaba Manuel Borja; Aerocalifornia, de Raúl Arechiga; Allegro; Avolar, Alma México, Taesa, Líneas Aéres Azteca, AviAcsa y recientemente Aeromar. Estamos como país, degradados a Categoría 2 en el sector aéreo, no tenemos un plan de vuelo y hacia dónde se quiere llevar la aviación, no hay producto regional y nacional.
Dice Humberto Gual, secretario general de ASPA, “recordarán que, a mediados del año pasado se buscó la reestructura del espacio aéreo, y muchas aerolíneas internacionales dijeron que no querían venir, ASPA intervino para ayudar al sector y a las autoridades, pero hoy, no se nos ha buscado.”
“Nadie sabe quién ha hecho esas iniciativas de ley y no tienen autoría, ni objetivo de hacerlo. La SCT, al mando de Jorge Nuño no tienen idea de las iniciativas ni de por qué se quiere hacer cabotaje”.
Lo malo no es seguir abriendo la competencia a las aerolíneas extranjeras, sino que antes de ello, no se tenga un piso de planeación de largo plazo. Y se busque hacer con las firmas nacionales debilitadas, se considera que, en los últimos dos años se han perdido 1,200 millones de dólares y 15% de la participación de aerolíneas mexicanas con Norteamérica. El personal aéreo se contrajo 40% del 2000 a la fecha.
Así que el panorama aéreo no se ve claro, incluso existe turbulencia. Las medidas han sido drásticas y sin una planeación de segunda pista. Será tiempo de planear correctamente el aterrizaje de una política aeronáutica para que haya un nuevo vuelo.
De lo contrario el vuelo de este gremio seguirá siendo con mucha turbulencia, ¿Que se conformará una nueva aerolínea nacional gubernamental dirigida por militares? podría ser viable, dicen que sí, dada la experiencia. Pero, ¿habrá y estará preparada en un ambiente de falta de políticas públicas, o tendrá un trato diferencial?
Aeroméxico, bajo la dirección de Andrés Conesa, ya se alinea para entrar al mercado accionario de Nueva York y poder fortalecer sus finanzas y operaciones, estrategia que se vislumbra viable para que se fortalezca y avance en el mundo de la competencia internacional. Pero… el pero siempre es, qué más hay.